sábado, 29 de enero de 2011

EL CRISTO A TU ALCANCE

Como Representante de tu propia Divinidad, Yo digo que LA LIBERACIÓN ESTÁ EN EL PROPIO LATIDO DE TU CORAZÓN. No temas, Mi pequeño rebaño, ya que nadie te separará de la gloria del Reino, excepto las energías arremolinantes de tus propios cuerpos, que de manera tan sincera se concentran y esfuerzan en la búsqueda. De un lado al otro de las grandes planicies del Tíbet, a lo largo de esos abismos helados, colgando de escaleras de soga que escasamente soportan el peso de un hombre, He visto a amadas corrientes de vida esforzarse por encontrar a Dios, cuando en la Gloria de su propio hogar pueden ellos conocer Su Presencia.


Ustedes, hoy en día, se yerguen en el umbral de una gran oportunidad de encontrar a Dios adentro; y al encontrarlo, asumir una vez más vuestra dignidad natural y maestría, y avanzar ayudando a otros. Algunos descuidan a los demás en la búsqueda; otros se auto-descuidan por otros —¡ninguno de los dos es el balance de vida! Por todo lo que reciban en términos de Iluminación Divina, será menester que rindan un balance para liberar al resto de la vida, ya que ustedes son los Hijos del Hombre que han venido a ministrar y no a ser ministrados.

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