viernes, 22 de abril de 2011

GOBIERNO AJENO

Permítanme llamarles la atención a otra cosa, amados Míos: ¡Ustedes no pueden gobernar a otro! ¡Ustedes no pueden saber en lo externo cuál es la causa y efecto de la perturbación en el otro individuo! Por tanto, por favor... ¡no se juzguen unos a otros! Ustedes no saben que a menudo, en ese intento por juzgar a otra persona, atraen sobre sí la mismísima condición y cualidades que están juzgando.

¡De manera que no permitan que esas cualidades actúen en ustedes! ¡Viertan Amor y Bendiciones a todos, y entonces estarán seguros de que su mundo está obedeciendo; y en ustedes y su mundo se verterá la Pureza y la Perfección de su Presencia, llenando su mundo con felicidad y con toda cosa buena! ¡Eso es lo que los corazones de todos los seres humanos están anhelando hoy como nunca antes en el planeta! Por consiguiente, Mis amados, recuerden que ustedes son el Decretador para su mundo y de lo que allí habrá de actuar. Yo no puedo compelerlos; nadie puede, pero ustedes en sus Llamados a la Presencia, pueden mantener tal Amor y Vertida de Bendiciones desde su mundo emocional, que todo aquel que toque la Radiación suya sentirá, "oh, ¿qué es esto que me hace sentir tan en paz, tan armonioso"? Luego, al volverse y verlos a ustedes, mediante esa plena Vertida la Luz destellará a través su faz, hasta que cuando ellos les escudriñen el rostro, verán la Radiación allí y entonces querrán ser así.

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