No hay nadie que no pueda aplicar exitosamente esta Gran Ley. Hasta un niñito puede hacerlo. Encuentro que son muchas las personas que, sin saberlo y por cuenta de viejos hábitos, hacen ciertas aplicaciones, y cuando la manifestación no se da, sienten: "Vaya, después de todo, no estoy en capacidad de hacerle frente a esta condición." Esto es un gran error. ¡Nunca se permitan admitir nada por el estilo! Por el contrario, digan:
"¡Muy bien, si todavía no ha operado, proseguiré con mayor poder y fortaleza, invocando a mi Presencia, la cual sé lo manifestará con Su propia gran Sabiduría".
Encontrarán que es sostenida y seguramente como un poderoso glaciar que se desplaza montaña abajo, y el Poder, la Luz y la energía de su Presencia entrará a sus cuerpos físicos y asumirá Su Dominio. Luego, mediante Su Magno Poder de Radiación, se abalanzará al mundo suyo y mantendrá allí Su dominio y acción armonizadora hasta que todo lo de cualidad humana se disuelva ante Ella. Es así como todos y cada uno de Nosotros ha probado la Gran Ley. Es así cómo Nos hemos convertido en la Ley.
¿Saben ustedes cuán corto es el intervalo que separa el probar la Ley del convertirse en la Ley? Es un intervalo, un salto tan corto que cualquiera de ustedes podría darlo, aún con las minifaldas que las damas se ponen hoy en día. ¿Acaso creen ustedes que Nosotros no notamos la diferencia en las costumbres de las eras? Nosotros percibimos que no es práctico ponerse las vestimentas que Nosotros utilizábamos y vestíamos con su fluida plenitud. No se preocupen, algún día esto será práctico en su amada América.
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