Puedo asegurarles que no hay partícula de vida aprisionada entre las evoluciones de esta Tierra, dentro de ella o en su atmósfera, que no desee liberación y confort. Por tanto, es Mi responsabilidad para el planeta traer confort a toda vida que haya perdido su ritmo natural de armonía y perfección.
Ahora, recordemos que si bien toda vida requiere ser confortada, comparativamente pocas inteligencias auto-conscientes desean aprender la manera para convertirse en presencias confortadoras en sí. Rehusan hacer el esfuerzo requerido para sostener la actividad vibratoria de la armonía y la paz necesaria para aquietar esas energías y mantenerlas vibrando a la manera armoniosa, positiva y bella que se requiere si es que ese individuo habrá de ser utilizado por algún Maestro Ascendido o por Mí como un foco desde el cual podamos proyectar confort.
¿Qué pasa cuando alguna parte de la vida emite un llamado, ya sea consciente o inconsciente, pidiendo confort? Aún si esa expresión de vida es un miembro de la familia humana que está enfermo o afligido de mente o cuerpo.... que sea una flor marchita, un pájaro con un ala rota, o un cuadrúpedo que está a la misericordia de la humanidad... la acción vibratoria de la energía en, a través y alrededor de esa manifestación es controlada por un tiempo por alguna inteligencia auto-consciente que ha aprendido a magnetizar energía, a dirigirla, controlarla y sostenerla en una actividad vibratoria específica representativa de la sanación, de la paz, del confort, del suministro o de la necesidad que fuere. La vida inteligente dentro de la flor, del ave, del cuadrúpedo o dentro del cuerpo físico o interno de la humanidad conoce a su maestro, sabe que la Inteligencia Divina que está en control de su energía por mientras tiene la plena autoridad para cambiar la acción vibratoria de la zozobra a la Luz. Por tanto, la sustancia electrónica dentro de la manifestación que requiere asistencia es acelerada bajo la dirección de la inteligencia auto-consciente que dirige la sanación o el confort —y es mantenida en paz.
ASISTENCIA SELECTA
Sin embargo, ésa no es la última respuesta para el miembro auto-consciente individual de la raza humana que actualmente evoluciona en el planeta Tierra, porque en algún momento, en alguna parte a lo largo del transcurso del sendero de la vida, ese individuo tendrá que aprender a ser el control consciente de la energía en su propio mundo, sin permitir emocional, mental, etérica ni físicamente que su ritmo se parta mediante la inarmonía en sentimientos, la imperfección de pensamientos, la resucitación de amargas memorias eternas, ni la aceptación de la sustancia discordante del mundo externo.
Pues bien, es a estos pocos (comparativamente hablando) que he dedicado primordialmente Mi asistencia individual a lo largo de las eras desde que califiqué para convertirme en el representante del Espíritu Santo para el planeta Tierra. En su mayoría (tal cual lo saben aquéllos de ustedes que han estudiado la Ley Espiritual), Yo tengo muy poco que ver con la masa de la humanidad no-ascendida —usualmente trabajando a través de los benditos Chohanes sobre cuyos rayos las corrientes de vida se están desarrollando— pero tarde o temprano una corriente de vida califica a través del sentimiento hasta el punto en que no sólo puede ser confortado individualmente sino que se convierte en una presencia confortadora en sí.
Tenemos el ejemplo de un niño. Un niñito desea ser confortado con ropa caliente suficiente alimento y la bendición del amor de padres o acudientes A medida que ese niño alcanza la madurez, a su vez desea ser una presencia confortadora para una nueva generación aún no nacida. Pero cuando tienen que habérselas con los millardos de corrientes de vida en este planeta (y hablo con conocimiento de causa cuando digo que la mayoría de ellos desea confort), no se desanimen —ustedes que sirven— si aquéllos en quienes invierten la mayoría de su energía no desean mayormente aprender a sostener la bendición dirigida a ellos —porque tan pronto como están cómodos, tan pronto como son temporalmente aliviados del dolor, de la limitación financiera, de la desarmonía de la clase que fuere (doquiera que pueda estar la amenaza potencial del momento), se contentan con considerar la bendición que han recibido como parte de lo con toda justicia se merecen de la vida, y continúan más o menos como siempre se han comportado. Se trata de gente que, al igual que el niño con la rodilla raspada, después de haber recibido confort y de que le vendaron la herida, vuelve a su juego con abandono total. Sin embargo, estoy feliz de decir que los "pocos" desean más —desean convertirse en (y permanecer como) presencias confortadoras conscientes para este universo— y es a estos pocos que les estoy dando Mi vida en esta instrucción individual.
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