Yo presté el servicio de sostener el Concepto Inmaculado del amado Jesús, una y otra vez cuando era niño y adolescente, tan sensible en conciencia y tan deseoso de ayudar a la vida. Doquiera que los sentidos externos de Jesús reportaban imperfección, él acudía a Mí y, parándose a Mi lado, juntos decíamos: "No amplifiquemos ahora esa apariencia. En vez... ¡magnifiquemos al Señor! ¡Magnifiquemos el Bien Divino en toda apariencia imperfecta que veamos!"
De allí que, al atraerlos a Mis brazos esta noche y a la radiación de mi Presencia, por favor silentemente digan conmigo (¡y traten de decirlo en serio!): "Ahora dejo ir estas apariencias de imperfección en mi mundo, y conscientemente magnifico al Señor de Vida... el Señor de Salud... el Señor de Juventud... el Señor de Vitalidad... el Señor de Amor y Suministro Ilimitado."
Aprendamos y utilicemos prácticamente la gran Verdad Divina que nuestras almas pueden magnificar las apariencias de zozobra (que tan reales nos parecen) manteniendo nuestra atención sobre ellas —creyendo en su realidad y, así, permitiéndoles permanecer y aumentar al alimentarlas con nuestra mismísima vida... ¡o nuestras almas podrán magnificar la Bondad Divina aquí mismo y ahora! Esta noche les pido que ACEPTEN y SIENTAN una verdadera transfusión de Mis energías al interior de sus mundos, de manera que puedan más fácilmente magnificar el poder del Señor —de Dios— dentro de sus corazones, de los de todos sus seres queridos, de los de todos los seres humanos en aflicción esta noche, hasta que ese tremendo ímpetu se haya expandido y descar gado los Poderes Divinos dentro de todos y cada uno... ¡y que todo lo que sea inferior a la perfección sea transmutado a Luz AHORA!
¡Vengan, Hijos de Mi Corazón, amados de Mi seno, amigos de las edades! ¡Magnifiquemos el Poder de Dios para sanar, para darles reposo, paz y armonía! ¡Vengan, Amados Míos! Por favor, DEJEN IR, DEJEN IR, DEJEN IR esas apariencias que los han entrampado en miedo y aflicción, y permitan que su conciencia se eleve Conmigo a la presencia de Mi Padre y del suyo, mi Madre y la suya —¡allí para sentir la UNICIDAD entre los Padres-Dioses y su propia vida!—
Diario de "El Puente a la Libertad" Madre María
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