Si alguien acude a ustedes con sed y les da una copa, su primer impulso será el de llenar esa copa con algún líquido, el cual satisfará ese deseo en los vehículos del individuo.
En el momento en que llenan la copa y se la devuelven al individuo, cesa su responsabilidad. Sea que él la beba o que la derrame, o sea cual fuere el uso que sus fuerzas corporales le den a esa bebida, no es responsabilidad de ustedes ni, en gran medida, requiere de atención adicional suya, de sus pensamientos ni de sus sentimientos, excepto en lo concerniente a hacer un llamado pidiendo la iluminación de dicho individuo.
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